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domingo, 11 de septiembre de 2016

El Loto


             



El Plan Divino de Evolución álmica-humana ha sido “sembrar semillas” en los corazones de los hombres, contenedores en esencia y latencia de todos los atributos solares de la Divinidad.
El Sol ha querido sembrar la Tierra con millones de semillas luminosas y regarlas luego, edad tras edad, raza tras raza, generación tras generación, con el propósito de recoger “los frutos” de esa siembra estelar. Esos “frutos” son las cualidades álmicas adquiridas con la evolución: Paz, Bondad, Compasión, Mansedumbre, Ecuanimidad, Sabiduría, Piedad, Misericordia, etc.
La flor de loto es una fiel y bella representación de la evolución álmica humana: El brote de la semilla, el crecimiento del tallo, la consiguiente formación del capullo, y la apertura de sus pétalos hasta abrirse la flor totalmente desplegando al fin todas sus cualidades de belleza, colorido y fragancias.
La semilla de la flor del loto permanece en terreno lodoso, y allí echa sus raíces para convertirse en flor.
El orden evolutivo humano es análogo a este ejemplo, ya que el alma transita su evolución y echa sus raíces en ‘el lodo’ de las debilidades humanas y miserias del mundo, teniendo que resurgir de ese estadío a través del sacrificio, la voluntad correctamente encaminada y el conocimiento, elevándose del lodo de su inferior naturaleza hasta los cielos del corazón amoroso y la mente iluminada.
Encarnación tras encarnación el alma humana transita el sendero del saber a través de la experiencia dolorosa. Conoce el dolor del hambre, del frío, de la indiferencia, del abandono, experimenta el encierro, la marginación, la soledad y la falta de amor. Transita el sendero de una seguidilla de experiencias lentas y dolorosas, paso a paso, vida tras vida, va de un polo al otro, y comienza entonces a COMPRENDER…
Estas experiencias vitales van dejando huellas que terminan por dar frutos de comprensión. El alma que en encarnaciones diversas sufrió los embates de la soledad, de la pobreza, la violencia, la incomprensión, el desamor…, se va volviendo naturalmente compasiva, piadosa y sabia. Comienza a sentir el dolor ajeno como propio, pues intuitivamente conoce las experiencias de dolor, ya las ha vivido…
Más tarde, cuando la flor ya va desplegando más abiertamente sus pétalos, el alma se ilumina guiando al corazón del hombre hacia obras caritativas, emprende acciones de servicio a la vida y se vuelve un defensor de la Paz y de lo Justo. Más tarde…, en el cenit de su maduración y belleza, el ser se vuelve meditativo y la flor se convierte en UN FARO DE LUZ, PAZ Y AMOR.

Los 12 pétalos se han desplegado:
3 pertenecen al “CONOCIMIENTO”, 
3 al “AMOR”, y 3 son de “SACRIFICIO” 
los 3 pétalos internos revelan la “VOLUNTAD” espiritual. 
Al abrirse entonces todos los pétalos del loto, se revela “la perla interior”, la Sagrada Identidad Divina del hombre en la UNIDAD.
Tal es el recorrido itinerante del alma humana en la Escuela-Tierra.
Cientos de miles de “capullos” florecen hoy en el Planeta, y los tiempos críticos en la Humanidad han sido y son el “lodo” que ha permitido su floración. Comprender esto es ver la Luz en la aparente oscuridad.
Paz en los corazones